Conoce el proceso de la siembra de cereales

Conoce el proceso de la siembra de cereales

cebada

Las fases de la siembra de cereales

Preparación de la tierra para la siembra de cereales

La preparación del suelo está destinada a crear las mejores condiciones de habitabilidad para el cultivo. El agricultor no siempre disfruta de las condiciones ideales para la siembra, y debe ser un buen observador y elegir el momento adecuado.

El refinamiento del suelo, en aquellas tierras donde se espera una fuerte infestación de hierbas silvestres, determina en gran parte el resultado final de la cosecha. No solo debe servir para eliminar la mayoría de las malas hierbas presentes, sino también para prevenir la aparición de otras nuevas. Concluida la preparación del suelo, nunca debe pasar demasiado tiempo hasta la siembra. Tradicionalmente las preparaciones para el cereales de invierno son:

Trituración y/o incorporación de residuos del cultivo anterior y arado del suelo con una profundidad media-baja (20-35 cm), antes de la fertilización. Una forma particular de procesamiento consiste en el acoplamiento de una sembradora a la herramienta de procesamiento. Con un tiempo mínimo de mecanizado, el tiempo de procesamiento y siembra se reduce mucho.

El tiempo disponible para realizar el trabajo necesario para  la siembra del cereal de invierno en octubre-noviembre varía con la secuencia de cultivo, es decir, con la fecha cosechar cultivo anterior.

Siembra del cereal

Las etapas de la siembra del cereal son las siguientes:

Elección de las semillas desde el punto de vista genético (variedad) como agronómico (pureza, germinación). Las semillas de cebada, avena, centeno y trigo pueden recibir una desinfección previa. Es recomendable no confiar la cosecha a una sola variedad, pero tampoco cultivar demasiadas.

La siembra se realiza entre octubre y noviembre para cultivos de invierno que requieren mucha humedad; mientras que, para el resto de cultivos, la época de siembra es la primavera.

Si la siembra es mecanizada, se emplea una sembradora, que distribuye los granos en filas paralelas y no muy separadas. La ventaja de la maquinaria consiste en que las introduce a una profundidad regular predeterminada. Son necesarios alrededor de dos quintales de semillas por una hectárea.

La profundidad de siembra del cereal oscila entre los 2 y los 5 cm. El estándar es de 3-4 cm, que puede aumentarse a 4-5 cm como máximo en el caso de suelos sueltos y secos; o reducirse a 2-3 cm en suelos húmedos o arcillosos. Introducir las semillas demasiado profundas es un grave error, pues nacen plantas que luchan por emerger con un crecimiento reducido y un desarrollo limitado de hojas o raíces.

El período óptimo de siembra es el que ofrece la máxima garantía de que, a la llegada del frío invernal, las plántulas del cereal de invierno han alcanzado, sin excederla, la etapa de crecimiento de 3 hojas.

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